Realizado por: Miss Ana Moreno Parra – Psicoorientadora Sede Norte
Como bien sabemos la trascendental etapa que desarrollamos los seres humanos al
iniciar el ciclo escolar es fundamental para trazar un curso hacia nuestra vida; aunque en
ese momento del preescolar el niño desconoce el objetivo del porque se va a un colegio a
estudiar, sí se evidencia gran curiosidad y diversión al estar aprendiendo. Los docentes
fuentes de gran apoyo y pilares en esta primera construcción los ayudan a experimentar y
asimilar procesos cognitivos y sociales que son fundamentales para los años escolares
siguientes.
Por otro lado, la primaria extiende el conocimiento de ese pasaporte para conocer
espacios sociales, naturales y dar mayor claridad a nuestro mundo, si recalcamos el
objetivo de la educación colombiana nos damos cuenta que se busca el desarrollo pleno
de los niños brindándoles condiciones para aprovechar el conocimiento adquirido en
comunidad y sacando a flote su productividad; comparado a como se veía la educación
anteriormente cuando se buscaba una reserva de conocimiento en el ser humano.
Si enfatizamos en lo anterior se evidencia que la escuela tradicional educa a niños para la
obediencia y repetición de los modelos que ya se encuentran establecidos en la
población; ahora lo que la nueva escuela ofrece es que los niños afronten el reto de crear
ideas innovadoras, que tomen decisiones y que resuelvan problemas.
¿Entonces cómo podemos afrontar este reto?
Los niños en su primer ciclo escolar forman una base de conocimiento y descubrimiento
de habilidades, actitudes y cualidades de su ser que son el soporte para el aprendizaje
posterior en los cursos superiores, igualmente se busca que exploten todos los recursos
que tienen a su favor para crear o mejorar la vida en sociedad.
Como adultos es fundamental siempre estar apoyando el proceso de aprendizaje como
entes activos positivos, ya que los niños modelan y moldean de sus padres su repertorio
cognitivo y conductual debido a que son sus primeros ejemplos y modelos de personas a
seguir.
Como papá y mamá enriquezcamos ese pasaporte para que el viaje de vida de nuestros
hijos sea como las expectativas que tenemos hacia ellos; descubran juntos nuevos
rumbos y valoren todo el esfuerzo que se hace en este proceso.